Poemas de Fidel Orta (Cuba)

TRAS EL ECO DEL ÚLTIMO ÁRBOL

"Hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar".
(José Lezama Lima)


La amé
como si todo el cielo formara parte de una sinfonía
fui reuniendo partículas hasta encontrar su vientre
que se escondía disperso entre flores y ruidos y otras cosas
pero Después…
-ahora-
el pulido vientre del bosque me amenaza
he aquí una nueva pared
he aquí una figura o luna de ceniza
¿acaso sombra? tal vez
(los minutos parecen murciélagos)
La amé
por primera vez donde nos conocimos
mil veces luego en la perfecta curva de los acordeones
llorando al mediodía de un noviembre gris casi domingo
pero Después…
-ahora-
el aire se detiene para mirar la humedad oculta de mi rostro
pesadilla de algo que fue memoria verde
ya inmóvil bajo la luz
¿acaso sombra? tal vez
(la distancia muerde movimientos)
La amé
porque era una cortina de tela inoxidable
llena de aves que venían de muy lejos
para poblarme el sentimiento con sirenas y párpados
pero Después…
-ahora-
la soledad murmura dos lágrimas inmensamente negras
veo túneles
no hay remedio tras el eco del último árbol
¿acaso sombra? tal vez
(esa mujer tiene mucho de intemperie)


ÚLTIMO RECURSO

"La luz vendrá mansa y trenzando el aire
con el agua apenas recordada".
(José Lezama Lima)

Me fui encorvando lentamente
hasta encontrar el mundo bajo un sillón de hierro.
Poco después la soledad
abrió sus brazos ceremoniales
y lo que ayer fue armonía es hoy pañuelo,
partícula quizá de alguna sombra.
Tiemblo.
Alguien silba desde una foto ya sin paisaje.
Huye la risa,
esta vez consumida por cerrojos.
Entonces grito.
Único pretexto para lanzar mis puños como ancla.


ALGÚN QUE OTRO DERECHO

Una mujer
cuyo nombre me callo afirma que no puede vivir sin mí.
Ante tal situación insostenible
solicito que se me otorgue algún que otro derecho
para dejar su amor al borde de un ataúd
lleno de velas, polvo y huesos amarillos.
Para dejar su risa en el invierno,
sus locas manos en el viento
y su morada voz donde primero pueda.
Algún que otro derecho para vivir
sin la tormenta que producen dientes
labios
mentiras
movimientos
que llegan a través de lenguas profundas
y convierten mi vida en un relámpago.
No pido otra cosa.
Necesito algún que otro derecho
para sacarla legal o ilegalmente del país.
Australia sería un buen lugar.
A ella siempre le gustaron los lúbricos canguros.

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