Poemas de Arturo Corcuera (Perú)










En el Cedar’s Hospital

¿Y si a los taitantos años de mi edad
los resultados del examen clínico resultaran preocupantes?
No se cohiba, doctor, en decírmelo
aún si fueran mortales.

Que si hay necesidad de cambiar el filtro a los riñones... (en buena hora) ;
que si el colesterol vuela alto... (aterrizaremos juntos) ;
que si el corazón se fatiga... (el precio de tanto amor) ;
que si el hígado está chiflado... (qué le vamos a hacer) ;
que si existe amenaza de embotellamiento en las arterias,
(sería una catástrofe) ;
que si el azúcar... (y uno es tan dulce hasta en las amarguras) ;
que si el páncreas... (no olvidar que el páncreas mató a mi madre) ;
que si una sombra en los pulmones,que si la próstata...

Dígame, doctor, los resultados
aunque los días que me aguardaran no fueran numerosos.
Comprenda que todo tiene su fin de fiesta
y uno debe dejar sus papeles en orden,reunir y dar los últimos toques
a unos versos a mediohacer, desaliñados,
empaquetar sus chibas,
mudarse lejos, muy lejos,
irse con su música a otra parte.

Lima la gris


Lima tiene por cielo la carpa de un circo. De aquellos circos pobres de cielo remendado, que se instalan en el verano de los balnearios y nos
abruman de nostalgias. ¡Oh, niñez mía, pata-salada, corriendo
enclenque por los arenales detrás de las lagartijas!

Es el cielo de Lima tremenda lagartija. ¡Ah, si Eguren pintara de colores los gallinazos!
Cielo "color panza de burro", en el decir chispeante de Héctor Velarde.
Desolado cielo gris como el lomo de las dunas de mis desiertos norteños,
y gris como mi pelo gris y esta morriña gris
y cotidiana.



Fábula biográfica del zancudo


Noctámbulo y sinuoso,
emblema de la Parca,
arrastra mala fama
por toda la comarca.

Por su sed insaciable
y su cárdena renta:
espectro de oligarca.

No vive de sus manos,
colérico y picudo,
sorbe la sangre ajena
el fúnebre zancudo.

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