Poemas de Cecilia Palma (Chile)











Voyeur

El cruce de miradas
devela el sostenido ardor que te provoca
la fuga en sí
en el suave movimiento de la pelvis
húmedo el otro relato:
carruajes cenicientos en circulación
tomas innecesarias
de este pérfido asunto de ojos:
el secreto placer de pasar por tu deseo


Persistencia de Usted

Te vi desde otro insomnio
y en la realidad del sueño reflejo
tu espejo sometía a mis íntimas
no pude tocarte
no pude alcanzar la penumbra de tu velador
la lengua de esa pasión
su desnuda lectura
ese temblor perdido
al despertar.


Interferencias in situ (fragmento)

(a Francisca)


II

Esos niños que
queriendo desaparecer
la inexistencia
juegan a comprender la guerra
y me alegro Francisca que
no estés ahora mismo escondida en
algún barretín de seguridad
sin esperar el mañana
sometida a la disciplina táctica,
sino que estés yendo
y viniendo a mi ánimo
de la mano de Parker ahora,
mientras
giro la copa lenta
y su ansia.

Qué cosa más extraña chiquita
la vida nos juntó aquí, en este
nudo de fronteras y de sangre
habría que dar las gracias
digo yo
porque no estás en el
otro paisaje,
ese que alcanzo sólo
a través de la pantalla
y confieso
que a veces se
me acaba el valor
presiono la tecla mágica
y escapo sigilosa entre
frecuencias anodinas
y es que algunos días
me vuelco a la lúdica mirada de
un príncipe imaginario
en vano intento de
escapar a la seducción de la partida.

Otra copa
cómplice taciturna de mis noches
y desde allí
abandono este tete - á - tete
con mi huérfana otra
al regresar a casa
a enterarme de las noticias
de la medianoche
para otra vez alegrarme
Francisca
que no estés en ellas.

El problema es
que nos creemos dioses
emulamos con envidia
al carpintero
sin tener la osadía de morir
olvidamos que fuimos engendrados entre
lenguas y caricias para
volvernos guiñoles de medio tiempo
desviando
si es que existe
el juicio
evadiendo a las sombras que
irrumpen las noches santiaguinas
ofreciendo rosas en las cantinas
o a los que se recuestan amortajados
bajo el puente.

En la tasca no están,
ni las bombas
suprimiendo alientos de niños palestinos
ni proxenetas que acechan
a las esquinas
y tampoco tú Francisca que
seguro dormirás plácida
entregada a tus merecidos
mientras yo, a la pasión de un so/o de saxo
que ahora mismo secuestra mis
vértices

Y qué importa si me dejo llevar
qué, si todo calza al final de
los días?

Algún día sentiré el olvido
porque la vida se viste de matices y
la poesía es
historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola...
Qué buena la poesía de Cecilia Palma. Siento que es una voz diferente, que tiene cosas que decir y me gusta su forma de decirlas. Ella sabe que la poesía no se explica.BIen!....
Quisiera leer más de ella.